lunes, 7 de febrero de 2011

Fantasmas 1

Apenas recuerdo mis sueños. Es una situación que me incomoda, incluso me duele. Antes solía despertarme con las imágenes y las sensaciones de los sueños recien vividos.

Dos días recordando mis sueños. No fueron sueños difusos; no se difuminaron lentamente durante los primeros minutos hasta desaparecer. Los recuerdo tal y como los recordaba al despertarme. Escaleras y precipicios. Escaleras y precipicios en casa y el trabajo.
Subiendo por las estrechas escaleras de madera de un edificio gris, viejo, desconocido, en el que vivía. Arrastrándome casi por los escalones para agarrarme a ellos, con miedo a caerme hacia el vacío que se veía entre los maderos sobre los que pisaba. Cargando con una jaula en la que había un animalito.
Pasando por encima de las barandillas. Este era un edificio en el que trabajaba desde hacía poco vendiendo ordenadores. Un interior blanco, limpio, amplio y antiguo; quizás la Biblioteca Nacional de Madrid. Debía agarrarme a cadenas para no caerme al saltar por encima de las barandillas. Desperté cuando una cadena se rompía y yo me veía haciendo equilibrios para salvarme del vacío. Un cliente que hacía poco me había besado como si me fuese a amar eternamente no hacía nada por sujetarme.

Otras veces he soñado que debía descolgarme desde mi casa hasta la calle por las terrazas, desde un cuarto piso.

Menudo idiota el amigo de Sonia y Álvaro. Una hora esperándole delante del museo.

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