viernes, 22 de octubre de 2010

Lo que sé de mi vecino 7

Dicen que por fin es feliz. Se le nota. Según le veo subir o bajar las escaleras me fijo en sus gafas de sol -aún no he conseguido verle los ojos-, en la cabeza siempre inclinada hacia el suelo, en la rigidez de su boca, y me digo: "este es feliz". Y cuando oigo su mugido contestando a mis "buenos días", me reafirmo en su felicidad. Sí, seguramente es feliz. También lo intuía mientras la luz del cine reflejaba en mis ojos su nueva película, la de las hermanas. Nada que ver con las primeras, las juveniles, o con las que le consagraron. Está claro que para hacer una gran obra de arte hay que ser un "desgraciao".

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